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EL PAPEL DE LOS ANTIDEPRESIVOS EN LA PRÁCTICA CARDIOLÓGICA

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son una de las enfermedades más comunes que reducen la capacidad de trabajo y conducen a la discapacidad, se sabe que la prevalencia de la depresión en pacientes con ECV oscila entre el 18 y el 60%. Además, las ECV pueden provocar trastornos depresivos o exacerbar su curso, aumentando el riesgo de suicidio.

La relación entre la ECV y los trastornos del estado de ánimo es multifactorial y compleja. Cabe suponer que existen al menos tres categorías de relaciones causales: la depresión es una consecuencia directa de la ECV; la depresión es una reacción psicológica a una enfermedad; la depresión es una consecuencia de los efectos secundarios de la terapia para la enfermedad subyacente (por ejemplo, la toma de β-bloqueantes).

Desde hace tiempo se sabe que en los pacientes con enfermedad arterial coronaria, incluso sin manifestaciones clínicas de depresión, el uso de antidepresivos mejora el pronóstico y la supervivencia, lo que puede deberse tanto a su naturaleza somatizada como al efecto de los fármacos en la patogénesis de la ECV.

Dado que los distintos antidepresivos tienen una estructura química diferente, así como su mecanismo de acción, los efectos secundarios de los fármacos de los distintos grupos son diferentes.

La amitriptilina fue durante mucho tiempo la única medicación para el tratamiento de la depresión en pacientes cardiológicos, a pesar de su gran número de efectos secundarios. Fue sustituida por la sertralina, un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina, seguro y cardiológicamente neutro. En la actualidad, los resultados del tratamiento con agomelatina de las enfermedades cardiovasculares y las depresiones que las acompañan suscitan un gran interés.

Las complicaciones cardiovasculares y gastrointestinales, la disfunción sexual, la sedación excesiva y el aumento de peso pueden provocar a veces la interrupción temprana de algunos antidepresivos. Sin embargo, la ausencia de complicaciones cardiovasculares y gastrointestinales, la neutralidad en relación con el peso corporal y la función sexual son las señas de identidad de la agomelatina. Con la acumulación de suficiente experiencia positiva, este fármaco puede ocupar el lugar que le corresponde en la práctica del tratamiento de la depresión en pacientes con ECV.

Conclusión. Cuando se utilizan antidepresivos en la práctica cardiológica, las condiciones más importantes son la buena tolerabilidad, la ausencia de efectos tóxicos, la mínima interacción con otros fármacos y la relativa seguridad en caso de sobredosis. El conocimiento de los factores de riesgo, los mecanismos de desarrollo y las manifestaciones clínicas de la depresión en pacientes con ECV y el uso de antidepresivos modernos permiten al cardiólogo no sólo tratar eficazmente la depresión, aliviar el sufrimiento del paciente, prevenir el suicidio, mejorar el pronóstico de la enfermedad subyacente y reducir la mortalidad, sino también mejorar la calidad de vida y mantener la plena adaptación social del paciente tras el alta.

Palabras clave: enfermedades cardiovasculares, depresión, antidepresivos, efectos secundarios

(https://mjssh.academicjournal.io/index.php/mjssh ISSN: 2795-4846)

SCAC 07/22 CNS 001 MPAD
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